lunes, 4 de agosto de 2025

Me veo en tus ojos, los hago brillar

 

Notas para presentar Las estrellas viajeras de Luz del Mar Higuera.

José Gregorio González Márquez

 


Aunque es en astronomía donde se estudia la alineación de astros y está linealidad conjura momentos de gran fortuna, es importante referir que no es común que se dé este fenómeno en nuestros cielos.  El espacio sideral ha inspirado a poetas y escritores desde hace milenios. La incógnita sobre lo que existe más allá de nuestra atmósfera ha desatado por siglos grandes especulaciones y creencias de la buena fortuna. Muchas de las señales divinas las leemos en el cielo. Las estrellas fugaces nos cumplen deseos.

La luz que cada noche enciende el firmamento nos recuerda la inmensidad del universo. La poesía también es infinita y en ocasiones algún poeta provoca una alineación entre sus textos y quienes aman. En el libro Las estrellas viajeras de Luz del Mar Higuera se puede reconocer esa alineación. Luz la madre, Nova el hijo y las estrellas viajeras se conjugan, se encuentran para jugar con la palabra; para recorrer los cielos mientras llega el sueño y se torna apacible la noche.

En el poemario los luceros cuentan niños, Carmen Delia Bencomo teje un texto poético donde refiere que los luceros desde el cielo cuidan los niños, los cuentan, los arrullan, los acompañan mientras duermen en la placidez del regazo materno o en sus cunas. Carmen Delia Bencomo canta: Las estrellas, / hijas de la noche, / los luceros, / hijos de la luna, / juegan en el cielo/ contando niños / en sus cunas. / En el mar duermen/ los peces; / en los árboles/ los pájaros; / en los niños, / los sueños, / y en el cielo/ nadie duerme/ porque están/ contando cunas/ las estrellas, / la noche, / los luceros/ y la luna…/. También Luz del Mar Higuera, asume el cielo como un espacio para explayarse en la palabra. Poemas filiales que acercan a los niños al universo de la palabra. En el poema La llegada nos dice: Las estrellas te llaman/ en su nocturna visita/ vienen a arrullar a un niño/ que no conocen todavía/ se miran inquietas pues no lo sabían/ que al verlo se sonrojarían. / ¡Es tan hermoso! gritó la estrella verde/ entre la mirada de la amarilla/ lo cargaron asustadas/ y eso que él aún no sonreía. / Un poema íntimo, filial para el primer canto al recién nacido. Apenas llega a la vida y ya la madre le instruye en los saberes siderales. Ya le canta usando su otro yo para encantar a quien escucha. Los colores, las sensaciones, el poder que la palabra connota el acercamiento a los sentimientos más cercanos.

Las bestias siempre han ocupado un espacio importante en la poesía para niños. El escritor las ha usado por milenios para desdoblarse. Así, le atribuye características humanas. Al hacerlo crea una visión donde intenta reflejar su cotidianidad sin asumir la responsabilidad de lo que siente o quiere expresar. Los poemas que trae el libro no hacen referencia solo al espacio que ocupan las estrellas más allá del infinito. También su autora presenta textos de animales. La vaca, las hormigas, el gallo, la luciérnaga son algunas de las bestias a quienes escribe. Muy asustadiza estaba la vaca/ allá entre matorrales no se hallaba/ de pronto se le acerca don grillo/ él trata de ayudarla/ pero no es suficiente con sus dotes, / mientras buscan la forma de soltarla, / pero saltando y saltando/nada que lo lograba. / Un poema que parece inconcluso pero que en realidad involucra al lector para que le ponga un final de acuerdo a su gusto.  En el cumpleaños de Catalina la palabra adquiere una belleza inusual para cantar al niño historias de animales que actúan como humanos. Son alegres, felices, celebran un cumpleaños. Las hormigas celebran con algarabía/ se ha caído un pedazo de torta/ del plato de Catalina/ ella sale muy acomodada/ ¡tremendo banquete hay hoy en la sala! / ya la comieron completita, / así se hizo la fiesta/ con un dulcito de Catalina.

El ejercicio de escritura para niños no es fácil. En el caso de la poesía, la sensibilidad es fundamental. Y no se trata de escribir sensiblerías usando palabras acomodaticias. Es imprescindible ejercer el oficio desde lo filial, lo cercano, lo íntimo para que cada lector se identifique con el amor que se desata cuando se lee el texto. Luz del Mar Higuera asume el poema entre el mundo onírico y la textualidad inminente. El ser amado, el que ya nació o está por nacer, ocupa el lugar del poema, lo vive, lo siente, se regocija en él. Hace del vientre o el regazo de la madre un hornito para sentirse en calor, protegido, asegurado al cordón que da vida, que lleva la alegría a su sangre de pequeño hijo. De Amor inmenso. Mi pequeño pancito/ quiere descansar/ en el horno más grande/ que se llama mamá. / Bien arrugadito para amasar/ se estira día y noche/ para poder dormir más. / Si la madre es un refugio. Luz es la seguridad para Gael.

Guirnalda es un poema breve, pero con una carga metafórica inmensa. La belleza de la imagen se conjuga con la brevedad del texto.   Trenzando sueños en una nube/ guirnaldas de lucero/ ven descansar a los avestruces. / Este poema tiene visos de minicuento. Hay una historia que juega con la imaginación de quien lo lee; que aborda sutilmente el pensamiento y lo hace participe de un juego de las palabras que seduce y atrapa.  Nova es el canto al hijo amado. Nombre de estrella que permanece en el corazón y perfila el horizonte como un cielo cercano a la sabiduría. Nova es un viajero, un lucero que juega en las nubes, surfea en el cielo, persigue golondrinas. Imágenes sugerentes que atrapan sueños y pregonan libertad.

El niño tiene contacto con la poesía desde siempre. Antes de nacer ya las madres le cantan poemas, le recitan, abrazan con palabras al niño que se va formando mientras ella teje alegrías y esperanzas. El arrullo que concilia el sueño y le ofrece un regazo llenó de seguridad mientras se mece al compás del poema, lleva consigo el mensaje del amor; la afectividad que anida en el ser más íntimo de la madre. Se arrulla y el niño sueña. Gael que cae en duermevela; Nova que duerme mientras sueña con estrellas, hormigas, luciérnagas. Nova Gael o Gael Nova.  Y Luz del Mar recitando Olor a clavito/ sabor a azafrán/ me veo en tus ojos/ los hago brillar. / Eres mi niñito/ mi dulce manjar/ besitos de coco/ caracolito de mar.

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