Gustavo Pereira
Mientras la enseñanza de nuestro idioma siga basándose en la gramática, el sistema educativo seguirá siendo un fracaso.
Para ser eficiente, la escuela, sobre todas las cosas, debe comenzar a enseñar al niño a bien expresarse.
“Se forman cabezas por las lenguas”, decía Rousseau. Y entre nosotros el rousoniano maestro Simón Rodríguez pudo comprobar en su discípulo predilecto el éxito de este sistema, no sólo en punto de formación de la personalidad. La prosa esmerada, audaz y prodigiosa de Bolívar, dos siglos después, nos sigue iluminando con su aún vigente esplendor.
El buen uso del lenguaje deviene del buen uso de la razón, nunca de preceptos ni de reglas omnímodas.