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lunes, 25 de agosto de 2025

Tecnología, realidad, imágenes, ontología y mirada lectora

 

Galo Guerrero-Jiménez



Si el mundo de la tecnología ha revolucionado al planeta con su llamada inteligencia artificial y, ante todo, con el mundo de las imágenes virtualizadas, con lo cual la realidad, es decir, el mundo de las cosas, que se está convirtiendo en el mundo de las no-cosas, ha logrado, a  más de una revolución tecnológica, una reflexión ontológica, como dice Emilio Lledó (2022), dado que, la idealidad, las visiones, las perspectivas y los horizontes de posibilidades para hacernos actuar fenomenológicamente  y ver en la pantalla, la idea de las cosas, su forma, su esencia, más bien dicho, una idea de las cosas y hechos que no podemos tocarlos, ni verlos en la realidad porque no están cerca de nosotros; en cambio, desde una adecuada ontología del ser, sí es posible acercarnos, al menos en imágenes, a esa realidad que los ojos y el cerebro, es decir, con  nuestra condición humana, poder disfrutar de esa circunstancia tecnológico-ontológico-visual.

lunes, 1 de enero de 2018

Es el texto el que lee al lector


Galo Guerrero-Jiménez

A la realidad humana en general se la conoce mejor, se la interpreta y se la valora en la media en que sintamos un profundo amor por la palabra. Desde ella se conversa, se escucha, se lee y se escribe no solo para conocer la vida sino, y ante todo, para interpretarla de manera que sea factible unas visión profunda para ver, para actuar y para recrear el mundo desde un modo de vivir que sea propio pero que al mismo tiempo contribuya a fortalecer el mundo de los demás.

Por lo tanto, desde la palabra profundamente sentida no solo cuando se la emite, sino cuando se la escucha  o cuando se la recibe y procesa mentalmente  desde la lectura y la escritura, será posible una nueva forma de experiencia: vital, analítica y crítica para examinar el comportamiento humano y revisar el significado que va adquiriendo nuestra vida a través de las diversas acciones que serán marcadas por la clase de ideas que sepamos procesar y que nos permitirán ahondar en el mundo desde nuestra inteligencia intelectual y emocional para responder frente a las diversas circunstancias de la vida.

domingo, 27 de noviembre de 2016

La lectura instruccional y académica

Galo Guerrero-Jiménez


 Jacob Lawrence. La biblioteca
La mejor manera de construir significados radica en la forma cómo nos relacionamos con el otro. En el caso de la lectura, cuando el padre de familia o el profesor se convierten en mediadores, el niño y el joven aprenden a relacionarse con el texto, no solo para conocer lo que él dice, es decir, para comprenderlo literalmente sino, esencialmente, para trabajar en la comprensión inferencial. El lector de edad escolarizada casi nunca recibe una mediación adecuada para que aprenda a inferir, a interpretar, a sacar conclusiones, a elaborar preguntas, a plantear hipótesis o suposiciones que le permitan llegar a entender lo que el texto no lo dice expresamente. El lector debe saber que casi todos los textos callan o guardan entre líneas información que debe aprender a descubrirla para que pueda llegar a una auténtica interpretación.

sábado, 20 de febrero de 2016

No lea como estudiante sino como lector


Galo Guerrero-Jiménez

Buscando y rebuscando en la librería.   Casey Childs
Si un lector busca un lugar adecuado para leer por su propia voluntad, de seguro que disfruta, piensa, desarrolla su creatividad y el aprendizaje que ejerza de cada texto leído siempre será a profundidad. Por supuesto, el aprendizaje, en este caso, no es forzoso porque no está leyendo para, a propósito, cumplir con una tarea, sino para, desde la suavidad del disfrute lector, poder compenetrarse en ese mundo de letras que configuran una historia, un contenido de interés del lector: su concentración, la atención al texto asumen, según López Quintás (2014), una mirada profunda, trascendente que lo lleva más allá de lo inmediatamente perceptible.

viernes, 9 de octubre de 2015

Aprender a leer de otra manera

Galo Guerrero-Jiménez

 Contar cuentos es compartir magia y emociones.  Ilustración de Goro Fujita
Hay espacios en la vida que uno aprende a conquistarlos a punta de esfuerzo permanente. Y la conquista siempre es para ser mejor,  para ser feliz, y ante todo dentro de los parámetros que la libertad y la responsabilidad nos brindan como espacios profundamente humanos, y por ende llenos de un sentido pleno, de manera que desde esa posición se pueda entender mejor la vida.
Uno de esos espacios es el de la lectura. La lectura es un valor humano muy especial, sobre todo el de la literatura. Como sostiene Graciela Montes: “La literatura, como el arte en general, como la cultura, como toda marca humana, está instalada en una frontera. Una frontera espesa, que contiene de todo, e independientemente: que no pertenece al adentro, a las puras subjetividades, ni al afuera, el real o mundo objetivo” (2001, p. 52).
Y aunque muchos no lean, la gran mayoría de las sociedades está fundada sobre el libro, como uno de los valores culturales quizá más significativos no solo para preservar el desarrollo de las sociedades, sino para que se pueda transmitir, formar y moldear la conducta humana, sobre todo desde la educación escolarizada que, aunque aún con una serie de deficiencias, ha tomado el valor de la lectura como el medio más idóneo para que un ciudadano pueda incorporarse al desarrollo intelectual y productivo de la comunidad en la que